Porriño 13 de Febrero. Quizá no haya oído hablar de la responsabilidad social corporativa (RSC). No tema, más de la mitad de los españoles declaran no tener ni idea de qué significan esas tres palabras que mueven millones de euros en certificaciones, asesorías, sellos de calidad y cientos de toneladas de informes. La empresa española está dividida sobre el significado de ser o no ser socialmente responsable. El concepto remitía a principios de los noventa al respeto del medio ambiente y después fue girando hacia actividades de patrocinio y mecenazgo, con un enorme tufo a lo que algún experto define como el “buenismo corporativo”. Hoy las empresas que trabajan para actuar de forma sostenible —no se engañe, son solo un puñado— saben que les va en el bolsillo. Han interiorizado que ayudar a que sus empleados concilien su trabajo con su vida aumentará la productividad y, por tanto, sus beneficios. Constatan que si ponen alarmas internas contra la corrupción, en el futuro podrán librarse de un agujero en sus cuentas tras verse envueltos en esos sucios casos que tanto indignan a los ciudadanos. Sí, señoras y señores (sus potenciales clientes) que pueden incendiar Twitter con la noticia de que tal o cual multinacional utiliza a niños de India para coser pantalones en cuartuchos inmundos. Ver noticia entera. Fuente de la información: www.elpais.com
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