Este es el resultado del análisis que realizan expertos de todo el mundo, los recursos del planeta son finitos y éste muestra fuertes síntomas de claro agotamiento.
Ya conocemos fechas y datos que nos presentan un horizonte de «escasez global de productos».
Conocemos el origen, el alto ritmo al que extraemos y explotamos los recursos naturales y conocemos su evolución a lo largo del siglo XX. Un crecimiento exponencial que, de seguir con el actual ritmo de extracción, producción y consumo, provocaría el total agotamiento y ausencia de algunos materiales en 30 años, entre ellos y por citar algunos, el cobre o el níquel. Otros como el Litio, Galio o cadmio, materiales esenciales para la transición energética que se emplean en las baterías de los coches eléctricos, lámparas led o energía fotovoltaica respectivamente, también forman parte de esta lista.
¿Qué papel juegan los residuos electrónicos en este escenario?
Ante la escasez de materiales en la producción industrial, debido a la fuerte demanda acumulada frente a la oferta limitada y finita de los puntos de extracción actuales, los residuos electrónicos se presentan como una gran alternativa.
Los datos lo avalan: De los 57,4 millones de toneladas (más de lo que pesa la Muralla China) de residuos eléctricos y electrónicos y eléctricos que se generaron en 2020 en todo mundo, sólo el 17,4 % de ellos son recogidos, tratados y reciclados correctamente, lo que tiene una derivada económica importante al desechar un enorme volumen de recursos valiosos en ellos contenidos.
Con el ritmo actual, en el año 2030 se prevé que la cifra alcance los 74 millones de toneladas y en el 2050 los 150 millones, algo totalmente inasumible.
Os recomendamos la lectura dei artículo «Los 14 materiales tecnológicos que faltarán en 2050: la Tierra no tiene suficientes reservas», de Giulio Maria Piantadosi para El Confidencial y que podéis visualizar en: