¿De dónde proviene la energía en España?

Vigo, 11 de diciembre de 2010.

Para valorar justamente la energía que a diario consumimos, y sobretodo la que malgastamos, se hace necesario el saber de dónde se obtiene la luz que ilumina nuestras casas o el combustible que hace que nuestros vehículos anden.

Más del 80% de la energía consumida en España es de origen fósil. No poseemos ninguna reserva ni de gas ni de petróleo, por lo que España tiene que importarlos en su totalidad para garantizar su consumo energético. Ambos hidrocarburos constituyen dos tercios de las energías primarias que consumimos. Y su demanda no para de crecer. En el último año, un 16,1 por ciento el primero y un 2,5 el segundo. Pero a diferencia de otros países europeos, como Alemania, cuyos suministros dependen casi en exclusiva de los oleoductos y gaseoductos que los conectan con los productores, España tiene muy diversificado su suministro.

El crudo arriba en petroleros a las refinerías de la costa, desde donde se distribuye a todo el país mediante oleoductos internos. El carbón siderúrgico y el de consumo se descargan en su totalidad en Gijón. El uranio, ya procesado, se traslada en barco o por carretera a las siete centrales nucleares hispanas. Y tres cuartas partes del gas que importamos llegan en barcos metaneros y el 25 por ciento restante, a través del gaseoducto Magreb-Europa, que entra por Gibraltar.

Para alcanzar los objetivos establecidos en el Protocolo de Kioto, es necesario no sólo el desarrollo de las energías renovables sino también la reducción progresiva del consumo superfluo. Un sistema 100% renovable es económica y técnicamente viable, y proporciona junto con el ahorro y la eficiencia la única opción seria de cambiar el modelo energético por uno que permita a la humanidad sobrevivir al cambio climático sin provocar o acrecentar otros graves problemas ambientales y sociales.
En contrapunto, se estima que alrededor del 2100, la energía nuclear y procedente del petróleo, el gas y el carbón supondrán menos del 15% del consumo mundial, mientras que la solar térmica y fotovoltaica proporcionará en torno al 70%. Elemento clave de este escenario son las políticas de eficiencia energética, que harán de la contribución de las energías renovables un factor sustancial.

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